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Soberanía informática y software libre: indicadores geopolíticos de una carrera tecnológica en el siglo XXI

En el orden internacional del siglo XXI, la información se ha convertido en un elemento pivotal de dominación y control. Como señala Yuval Noah Harari, lo más importante no es la información en sí, sino quién la controla. Dado que la tecnología tiene una creciente influencia en las relaciones económicas entre grandes potencias, persiste un desequilibrio en términos de poder económico-tecnológico: los países del Sur Global no compiten en igualdad de condiciones con los centros internacionales de la información. Sin embargo, el software libre sigue siendo una herramienta esencial para devolver la soberanía informática a los Estados que, como Venezuela, han apostado por esta alternativa frente a los grandes monopolios tecnológicos transnacionales.

Transición global hacia el software libre

En 2025, algunos acontecimientos relevantes anuncian la transición desde el software corporativo al software libre. Así como Venezuela apostó desde los años 2000 por crear su propio sistema operativo para independizarse de modelos como Microsoft o Google, hoy vemos decisiones similares por parte del gobierno de Dinamarca y del estado alemán de Schleswig-Holstein, que están reemplazando tecnologías transnacionales con modelos de software libre. El objetivo es lograr una soberanía digital más efectiva frente a los nodos estructurales de hegemonía informativa, que generan dependencia, desigualdad económica, vulnerabilidad ante el robo de datos y diversas barreras al desarrollo autónomo.

Estados Unidos, Europa y la estrategia arancelaria

En el centro de la política arancelaria de Donald Trump se encuentra una estrategia geoeconómica que busca aumentar la dependencia global hacia Estados Unidos. Aunque la Unión Europea surgió inicialmente como un pivote de influencia estadounidense, esto derivó en una estructura de dependencia. Las consecuencias de esta estrategia —que coloca en un aliado más poderoso los medios de seguridad nacional— se evidencian con el giro en la política exterior de Estados Unidos durante el segundo mandato de Trump. Esta vez, al desmontar el modelo de interdependencia neoliberal, el gobierno estadounidense ha antagonizado incluso con sus antiguos aliados, incluyendo a Europa.

Europa busca su independencia digital

Por ello, países como Dinamarca y Alemania, de manera independiente y sin comprometer a la Unión Europea como organismo supranacional, apuestan por métodos que consoliden una soberanía particular, desvinculada del modelo atlántico dirigido por Estados Unidos. Entre estos medios figura el espacio digital, un dominio crítico para la seguridad nacional contemporánea. Sin un modelo nacional de tecnología y sistemas informáticos, independiente de servidores extranjeros y capitales transnacionales, ningún país puede hoy consolidar ni defender su soberanía.

Impacto global de la coerción económica

Está claro que, en 2025, Estados Unidos ha establecido rivalidades no solo con sus adversarios tradicionales, sino también con antiguos aliados. Esta estrategia tiene consecuencias macroeconómicas globales. Los nuevos aranceles —entre 20% y 50%— sobre productos europeos afectan desde materias primas como acero y aluminio, hasta automóviles, dispositivos médicos y servicios digitales como smartphones. Esta política parte de una falacia de planificación económica: proteger desventajas competitivas mediante aranceles, cuando en realidad el mercado estadounidense, siendo el mayor consumidor global, demanda dichos productos.

Efectos en las cadenas de suministro y las start-ups

Los aranceles estadounidenses han afectado severamente las cadenas globales de suministro. Esta herramienta, diseñada para economías proteccionistas débiles, ha sido sobredimensionada por Estados Unidos, afectando no solo su industria local sino también elevando los costos de bienes esenciales y paralizando la inversión en start-ups tecnológicas europeas.

Dinamarca migra hacia software libre

En un ejercicio de soberanía digital, varios países europeos han comenzado a regular a grandes consorcios tecnológicos como Google, Apple y Meta, exigiendo mayores impuestos por el uso de datos de los usuarios. En respuesta, podrían surgir nuevos aranceles estadounidenses como represalia. En junio de 2025, el Ministerio de Digitalización de Dinamarca anunció una migración gradual hacia tecnologías libres: reemplazarán Microsoft 365 por LibreOffice y Windows por distribuciones GNU/Linux.